miércoles, 5 de marzo de 2014

Una lesbiana infiel

Hola, he estado un tiempo fuera de circulación por culpa del trabajo y las putas hipotecas. En fin, cosas mías. Esta vez voy a contar lo que me paso con una chica, que según ella era lesbiana desde hacía bastantes años. Yo no me considero bisexual, aunque en un momento dado me pueda comer una polla. No se si Inma, era bisexual o no, pero si puedo contar lo que me paso.

Hace unos meses, iba en bicicleta, un poco caliente...  y no sé porque, estaba pensando en un consolador a pilas, y se me ocurrió la idea de poner un anuncio, en clave graciosa, un poco de coña que decía así...



Recuerdo que era por la mañana, porque estaba trabajando, cuando recibir un correo que ponía "Me interesa", y conteste al email. Al principio tanteas, un poco, a ver si te están tomando el pelo o no.



Primero intento averiguar si la persona que me escribe está en mi zona, es decir, en mi ciudad. Haces preguntas que te indica si conoce donde vives, o te está vacilando. Te preguntas si será una tía… o un tío aburrido.



Te preguntas ¿Como será? Joven,  mayor,  flaca,  exuberante...  A la vez se te acelera el pulso. Te excita lo desconocido...
Esa mañana empezamos… correo va... correo viene, casi parecía un chat. 
Me preguntó que si tenía fotos, y le dije que si... Puso "manda una", y le mandé una foto de mi polla palote. (La foto me la saque en el baño del trabajo.)



Ella comenzó a mandarme fotos de masturbándose con un consolador de látex negro. Era grueso y grande y se lo metía como si nada. Le pedí el wasap, para poder hace más intensa la conversación, y me lo dio. Me mandó fotos de su cuerpo y estaba buena. Treinta y pocos, algunos tatuajes…


Poco a poco me fue calentando la situación. Cuando le pregunte donde estaba, me dijo que en Las Reollas  un barrio de mi ciudad,  que yo conocía. Le pregunté que si quería que la fuera a buscar...y me contestó que sí.


Estaba trabajando, pero estaba tan caliente, que salí a la calle, cogí un taxi, y le indiqué que me llevara a la rotonda de Las Reollas, donde Correos. Allí había quedado con ella. 
Notaba como tenia polla húmeda, es esa gotita que se nos escapa cuando estamos súper calientes.



Mientas subía con el taxi, me preguntaba que si sería verdad, si estaría allí cuando llegase. Se me hicieron eternos los minutos, hasta que llegamos y estaba allí, en la parada de guaguas. El taxi paró y ella se subió atrás conmigo. 
Tenía pinta de hippie (palabra en desuso) pero quien tiene mi edad entiende.


Le di un beso en la mejilla y fingí conocerla.  Me enseñó su “Smart Phone”, con una grabación, donde se veía a ella, masturbándose, con el consolador negro. El consolador era realístico, gordo y con venas en relieve.
Le quitó el sonido y se acercó a mí, con el móvil, para que viera el video.  Le puse la mano encima del muslo, con los dedos cerca de la entrepierna.



A todo esto, en taxista, conducía hasta mi casa, a escasos kilómetros de allí.
Cuando llegamos a mi casa, nos empezamos a  besar y desnudarnos, como desesperados. Camino de la cama la besaba, por el cuello, y le metía la polla entre las piernas. Casi la empujé hasta la cama y comencé a comerle el coño con ansias desesperadas.




Ella me comió la polla, gemía, y gritaba. Se notaba que disfrutaba como una perra. Follamos por delante y por detrás, hasta que me corrí en su espalda...
Nos quedamos exhaustos, y sudorosos y estuvimos un rato acostados hasta coger resuello.

Bueno, para no perder el hilo del comienzo, lo más asombroso fue lo que me dijo al final. Ella era de Lanzarote, y había llegado a Las Palmas hacía tan solo una semana.
Me confesó que había roto con su novia, y llevaba diez años sin hacerlo con un hombre. Me quedé sin palabras.
Cogimos un taxi, me fui al trabajo, me baje, y le dejé dinero para que siguiera el trayecto de vuelta a su casas. 
Nunca más volví a verla, ni contestó a mis correos ni al wasap. 




(No sé si volvió con su novia a Lanzarote)





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